sábado, 26 de septiembre de 2009

ARTÍCULOS SOBRE EL ESCUCHAR

La Importancia de escuchar
>por Alejandro Covacevich V. (Chile)
Se han hecho pruebas que demuestran que la mayoría de las personas, inmediatamente después de escuchar a alguien sólo recuerdan entre un 60 y 50% de lo que se dijo, ello, independientemente de lo cuidadoso que cree haber sido el escuchante. Es más, la pérdida de información durante las ocho primeras horas es mayor que la que ocurre en los ocho meses siguientes. De hecho, no existe ninguna enseñanza formal relativa al arte de escuchar, excepto los consabidos consejos-reprimendas como ¡Abre los oídos! o ¡Presta atención!

Algunas consideraciones de Nichols y Stevens al respecto, son las siguientes:

1. El nivel intelectual del escucha es importante, pero no determinante: muchas personas muy inteligentes, no saben escuchar.
2. Escuchar es una actividad distinta de leer. Si bien algunas habilidades se aplican a una y otra, saber leer no garantiza saber escuchar.
3. Escuchar es una habilidad que se puede enseñar, no una vocación innata del individuo.
La dificultad proviene del hecho de que escuchar es mucho más lento que pensar: se habla a aproximadamente 125 palabras por minuto y se piensa a una velocidad 10 veces mayor. La persona que escucha, por lo tanto se ve obligada a aplicar un verdadero sistema de interrupciones, como el de los computadores entre las palabras que oye y sus propios pensamientos. Lamentablemente no es fácil disminuir la velocidad de nuestra forma de pensar para adaptarla al ritmo del hablante, así que los malos escuchas (la gran mayoría de nosotros) formamos pensamientos probablemente relacionados con lo que se habla pero esencialmente distintos, tales como:

- Ideas propias relativas al tema
- Conclusiones prematuras
- Juicios de valor
- Negaciones
- Evaluaciones
- Búsqueda de intenciones como disculpas, amenazas, etc

Tal vez los principales distractores del escucha vanidoso o inseguro, son sus ideas propias, pues en cuanto su mente forma o recuerda una, ésta abre un sendero de elaboración que termina por aplacar lo que proviene del hablante. Pueden estar en concordancia o en desacuerdo con lo que se está diciendo pero bloquean la comunicación. Cuando esta se retoma el hablante ha dejado al escucha varias unidades (palabras) atrás.

Elementos que agravan el proceso de incomunicación
Hay dos elementos que agravan el proceso de incomunicación. Ellos son la tendencia natural a capturar hechos o descripciones detalladas en lugar de ideas, y los filtros emocionales, esto es el rechazo o la empatía a ciertos temas que se están tratando. El primero desconoce que los hechos rara vez son lo central de un discurso. No están puestos allí sino para reforzar las ideas de trasfondo.



Los buenos escuchas dedican la mayor parte de sus pensamientos a lo que están escuchando, a través de 4 actividades periódicas que tienen lugar en paralelo al discurso:
1. Tratar de prever la meta. Ello implica ir por delante del discurso del hablante.
2. Sopesar la validez y completitud de las evidencias aportadas por el hablante.
3. Resumir mentalmente el contenido del discurso, y
4. Leer entre líneas expresiones no explícitas.
Para los políticos los debates no son para llegar a acuerdo
Cuando escuchamos algo que contradice nuestras convicciones, tenemos la tendencia –natural o aprendida- a buscar evidencias a favor de éstas. Con ello sólo se consigue que un intercambio constructivo de ideas se convierta en un debate, como los de los políticos en televisión, en los que todas las puertas a un acuerdo están cerradas. Al menos ellos –los políticos- saben que los debates no son para llegar a acuerdo, sino más bien una manera ordenada de destruirse mutuamente y así ganar las simpatías del público, pero en la empresa o en cualquier grupo que persiga un objetivo común, esa modalidad no conduce a nada. Por el contrario, el buen escucha que es receptor de un discurso que contradice sus convicciones, lo que hace es cuestionárselas, esto es, buscar evidencias que las contradigan. No hace gestos de desaprobación ni rebate lo que está escuchando. Sólo interviene para pedir aclaraciones sobre las ideas expuestas, ya tendrá ocasión de decidir o al menos de exponer las propias.



Saber escuchar debería estar en el manual . Para la persona que está tratando de comunicar algo no existe nada más desalentador que darse cuenta de que su interlocutor está preocupado de otra cosa o que su atención se distrae.. www.consultoriainformacional.cl

Basado en:
Nichols y Stevens, Listening to People, Harvard Bussines Review, 1957.




La importancia de escuchar
Por: Paul Hegarty
. Estamos constantemente hablando. Incluso cuando estamos escuchando continuamente estamos charlando en nuestro cerebro. La formulación de una respuesta, o de reaccionar a lo que se dice.
Todos quieren hablar, pero muy pocos quieren escuchar. Oímos lo que se dice, pero ¿estamos realmente escuchando? ¿Qué está escuchando?
Para entrar en esta cuestión, podemos empezar con lo que no lo es. Tal vez desde allí se puede descubrir su calidad. Escuchar no es una reacción. Escuchar no es hablar. Escuchar no es pensar. Escuchar no es lo que alguien le dice que es. Lo que quiero decir con eso es.
Cuando una persona está escuchando no hay reacciones. No hay pensamiento. No hay ninguna conversación. Escuchar no es juzgar. Escuchando a mi parecer es una cualidad muy humilde. . Escuchar es muy revelador. Escuchando a sus propios pensamientos o lo que otros dicen que puede ser muy informativo.
La importancia de escuchar es la siguiente. Cuando usted no está escuchando usted no está aprendiendo. Cuando no se escucha están impidiendo la oportunidad de aprender El hecho de que usted no escucha revela la realidad de que se cierre su mente. Cuando no se escucha están impidiendo el uso de la inteligencia. Cuando no está escuchando no hay nada nuevo, sólo hay reacciones. Si usted desea vivir la vida al máximo, a continuación, escuchar es vital.